CATALEJO
Édgar Gutiérrez “no es eferregista”
Publico y respondo una carta en la cual Édgar Gutiérrez afirma no ser miembro, menos figura, del FRG.
POR: MARIO ANTONIO SANDOVAL
artículo publicado
21/5/2004
Édgar
Gutiérrez me envió una carta cuya parte conducente dice: Aunque para los
informados de la política en Guatemala está claro que no soy y nunca he sido
miembro del FRG, por lo que usted ha escrito parece necesario que lo refrende
una vez más: No soy miembro, menos figura, del FRG. Tampoco es cierto que haya
yo calificado de incapaz al actual gobierno. No sé si su análisis global de
la nota de marras es correcto enteramente en términos de la información que lo
sustenta, pero estoy seguro que estará más cercano de la verdad si usted omite
estos dos datos, por demás desorientadores. Siempre he considerado al
remitente una persona culta y de análisis correcto, lo cual implica
inteligencia. Por ello me extraña la carta.
EL REMITENTE
NO está inscrito en el FRG. Pero no sé si recuerda: ejerció la cancillería del
gobierno eferregista. Como tal, salió a la comunidad internacional a defender
las acciones del gobierno, las cuales sin duda apoyó porque no recuerdo haber
escuchado ni una sola crítica de él al respecto. Si eso no es ser una figura
eferregista, entonces el sol es cuadrado y tiene hielo. Ahora, de nuevo es
columnista de El Periódico, adonde regresó por el exagerado espíritu de
complacencia de Jose Rubén Zamora, víctima directa de las acciones del FRG.
Quien relee sus escritos luego de haber terminado su etapa de eferregismo
activo, notará cómo sus análisis sólo pueden ser interpretados como una manera
de señalar la incapacidad del actual régimen.
POR APARTE, EL remitente ha sido tal vez el miembro más destacado del grupo de
personas otrora de pensamiento de una izquierda ilustrada, no combatiente, pero
ahora colocada por alguna extraña razón al lado de un partido cuyos principios
son exactamente contrarios a su actividad de muchos años. Esto es tan
incomprensible como el caso de Pedro Palma. Por eso, la aclaración en realidad
provoca una de dos reacciones: o una sonrisa socarrona, por ver un nuevo
ejemplo de la realidad política chapina, o una incredulidad ante la prueba de
poco conocimiento del idioma ni de cómo se vive la política en la práctica. El
remitente no es eferregista inscrito. No necesita serlo. Su trabajo en pro del
peor gobierno de la historia está allí, a la vista.
LA CARTA EN MENCIÓN es parte del realismo mágico político del país, del
Macondo guatemalteco. De ese lugar donde en pocos meses empiezan a hacerse los
más absurdos acuerdos entre partidos, gracias a la incapacidad de los
dirigentes. Según mi criterio, Édgar Gutiérrez no debería, por ejemplo, comentar
en manera alguna el acuerdo GanaFRG, si no expresa clara y contundentemente al
principio hacerlo desde la perspectiva de alguien "que no es
eferregista" por inscripción sino por convencimiento, por acción. Pero de
seguro no estamos de acuerdo en ese tema, y por eso espero con interés las
frases de halago a quienes mal aconsejaron al presidente Berger por haber
realizado una acción rechazada por una abrumadora mayoría.
FINALMENTE, LA CARTA de Édgar Gutiérrez me provoca una preocupación: la
posibilidad de no ser una forma de evadir sus responsabilidades, sino del
convencimiento de sus palabras. Entonces Guatemala perdería un buen analista,
con quien se ha podido estar o no de acuerdo. Sus escritos aún pueden ser una
buena guía de pensamiento de una determinada corriente, la de la curiosa mezcla
de un neoizquierdismo sui géneris,
POR APARTE, EL remitente ha sido tal vez el miembro más destacado del grupo de personas otrora de pensamiento de una izquierda ilustrada, no combatiente, pero ahora colocada por alguna extraña razón al lado de un partido cuyos principios son exactamente contrarios a su actividad de muchos años. Esto es tan incomprensible como el caso de Pedro Palma. Por eso, la aclaración en realidad provoca una de dos reacciones: o una sonrisa socarrona, por ver un nuevo ejemplo de la realidad política chapina, o una incredulidad ante la prueba de poco conocimiento del idioma ni de cómo se vive la política en la práctica. El remitente no es eferregista inscrito. No necesita serlo. Su trabajo en pro del peor gobierno de la historia está allí, a la vista.
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